Tayron es un nombre que sale de unir las palabras “tiger” y “iron”. Viene a significar tigre de hierro y para conocer el por qué de esta denominación nos tenemos que ir directamente a China. El animal es importante para la cultura de allí y fue allí donde llegó por primera vez al mercado. En 2018 llegó en forma de SUV exclusivo para su mercado, una colaboración con la joint venture de Volkswagen allí. Sin embargo, creyeron que podría encajar a nivel global. Aprovecharon que seguía la premisa de los SUV comenzando por la letra T y que tenían un hueco para cubrir. Así llegó el Volkswagen Tayron que estamos probando.
A pesar de la historia del tigre de hierro y de su origen primigenio chino, aquí podemos resumirlo en que es un hermano mayor para el Volkswagen Tiguan. Lo que ha hecho ha sido sustituir al anterior Tiguan Allspace para tener una opción con siete plazas, siempre por debajo del Volkswagen Touareg que sigue siendo el buque insignia de los SUV. Es el octavo todocamino en la marca alemana, algo que no sorprende si tenemos en cuenta que el 60 % de las ventas son de este tipo de carrocería elevada. Fabricado en Wolfsburgo y cargado de novedades, el Volkswagen Tayron ya está disponible desde 44.155 euros.Eso sí, accediendo a coches.com te podremos ofrecer rebajas en el precio del Volkswagen Tayron gracias a que tenemos las mejores ofertas de vehículo nuevo del país. También se puede acceder a un gran abanico de coches de renting y a la financiación.
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Exterior
En términos de diseño, lo cierto es que queda claro con qué modelo tiene parentesco. Sus líneas son similares a las del Tiguan, con un lenguaje potente que ya es comparable también al de los eléctricos. Atrás quedaron las aristas y las formas rectas, ahora lo que se lleva son las superficies suaves y redondeadas.
En todo caso, comenzamos por un frontal minimalista, con un capó plano y una parrilla superior reducida a un listón negro. En esa zona lo que más llama la atención son los faros con tecnología HD Matrix LED, que convergen en el centro gracias a una tira LED y también al logotipo iluminado, algo que llama mucho la atención por la noche.
La rejilla principal del modelo está en la parte inferior, recibiendo la matrícula justo en el centro. Es la que satisface las necesidades de refrigeración del motor y también la que defina la forma del paragolpes y de las tomas de aire laterales. A diferencia de otros todocaminos, en el Volkswagen Tayron no vemos todos los bajos en plástico negro, eso queda relegado a los pasos de rueda y pretende ser más refinado. En esa zona también vemos unas llantas que parten de las 19 pulgadas y que pueden llegar hasta las 20 pulgadas opcionalmente.
Desde el lateral puede verse una silueta muy alargada, se notan los centímetros extra respecto al Tiguan. También es característica la forma del pilar C o que opten por unas barras de techo disimuladas. Cuando pasamos a la zaga aparece un pequeño spoiler de techo y un desarrollado sistema de pilotos traseros LED.
Tienen una firma lumínica muy reconocible, siempre unidos por el centro y repitiendo el juego de iluminar el logotipo; que queda por encima del nombre del modelo. El paragolpes tiene una especie de moldura de rejilla en la parte inferior y termina con un difusor que le da algo de deportividad.
La principal diferencia del Volkswagen Tayron respecto al Tiguan son las mayores dimensiones para poder ofrecer siete plazas. Es 34 centímetros más largo, por lo que llega hasta los 4,79 metros de longitud. Sigue estando 11 centímetros por debajo del Touareg y presenta una anchura de 1,85 metros y una altura de 1,66 metros. Por otro lado, la distancia entre ejes se va hasta los 2,79 metros.
Interior
Cuando pasamos al habitáculo del Volkswagen Tayron todo nos es relativamente familiar. La disposición de los elementos aquí sí que es idéntica a la del Tiguan y la tecnología es la última de la marca. Lo que más llama la atención es la gran pantalla táctil que parece gobernar el interior.
De serie es de 12,9 pulgadas, pero cuando se equipa el sistema Discover Pro Max se consigue una pantalla de 15 pulgadas y algunas funciones adicionales. Como en otros ejemplares, se está sumando un asistente de voz con la integración de Chat GPT, al tiempo que se mantiene la completa conectividad a través de Android Auto y Apple CarPlay sin cables.
El comportamiento de la pantalla táctil está conseguido. La respuesta es rápida, los gráficos avanzados y los menús bastante intuitivos. Sin embargo, nos sigue pareciendo demasiadas funciones las que aglutina. Tiene algunos botones en la parte baja de la pantalla para controlar la climatización, pero siguen obligando a mirar y quitan atención de la carretera. Por otro lado, la consola central se ha despejado y la palanca de cambios está a un lado del volante. Ahí están el botón de arranque, el freno de mano eléctrico y un mando con pantalla que sí convence al permitir subir el volumen, pero también cambiar el modo de conducción.
En la zona de la consola central no tenemos tanto hueco como en otros rivales, pero nos gusta ver que hay espacio de carga para dos móviles y que con la tapa nos permite poner cosas encima. Si nos seguimos moviendo hacia el puesto de conducción, vemos que Volkswagen ganaba enteros con la vuelta de los botones analógicos al volante. Son más intuitivos que los táctiles anteriores y permiten controlar la instrumentación digital de 10,25 pulgadas. Es altamente personalizable y deja buen sabor de boca.
Lo mismo ocurre con la calidad del interior del Tayron. En general, vemos materiales cuidados y de buen tacto en la mayoría de superficies y la nueva iluminación ambiental mejora la atmósfera. Sin embargo, sigue cometiendo errores como el abuso del Piano Black en algunas zonas.
Quien compra un Volkswagen Tayron piensa mucho en la habitabilidad. Es el único SUV con siete plazas y tiene tres filas de lo más aprovechables. Cuando entramos a la segunda vemos un espacio más que suficiente para un adulto medio. En los asientos laterales se va cómodo gracias a un hueco sobresaliente para piernas y cabeza. Además, se puede contar con la modularidad que ofrece la banqueta con desplazamiento longitudinal en 13 cm y con los respaldos reclinables. La única pega sería la plaza central, que es más estrecha y tiene túnel de transmisión. Entre las ventajas, aparece la climatización de tres zonas, tomas USB-C e incluso cortinillas enrollables.
La tercera fila de asientos del Volkswagen Tayron va a ser más justa. El acceso es complicado por el limitado hueco que queda al echar hacia delante los asientos y dentro vemos poco espacio. Un adulto irá con las piernas y la cabeza rozando, así que mejor para emergencias o para que vayan los niños. Sorprende ver que también en esta fila hay reposabrazos, perchas y que puede llegar la toma de 12V del maletero.
Maletero
El maletero del Volkswagen Tayron cambia bastante en función del uso que le estemos dando. Con las siete plazas ya parte de 345 litros de capacidad, bastante bien para sus características. Si usamos solo cinco plazas, suficientes para la mayoría de trayectos, tendremos un maletero de 850 litros de capacidad. La configuración que no tiene la tercera fila llega hasta los 885 litros.
Sorprende que incluso supere al del Touareg siendo un coche más pequeño. Pero es que, además, si abatimos todos los asientos nos quedamos con una superficie plana que alcanza los 2.090 litros. Todo ello sumando ventajas como el portón de apertura eléctrica, iluminación, ganchos y un hueco bajo el piso en el que se pueden meter objetos como la bandeja.
Motor
Al estar asentado sobre la plataforma MQB Evo, la gama mecánica es similar a la del Tiguan. Eso se traduce en que el nuevo Volkswagen Tayron está disponible en versiones diésel sin electrificar, en gasolina tanto Mild Hybrid como sin ese sistema y también en dos variantes híbridas enchufables. En la parte diésel aparece el 2.0 TDI de cuatro cilindros, disponible con 150 CV y tracción delantera o 193 CV y tracción total. Con la gasolina arranca con el 1.5 eTSI de cuatro cilindros y 150 CV, con la etiqueta ECO gracias al sistema Mild Hybrid. Por encima queda el 2.0 TSI de cuatro cilindros que llega a los 204 CV y va con la tracción total.
Es curioso ver que no todos los motores pueden ir con los dos acabados del Tayron. Los de menor potencia van con el nivel de entrada “Más” y los más capaces con el acabado R-Line. En todo caso, falta por mencionar los híbridos enchufables, que toman como base el 1.5 TSI de cuatro cilindros, al que se suma un motor eléctrico y la batería de 19,7 kWh netos. La potencia va desde los 204 CV del de acceso a los 272 CV del tope de gama, cambiando la capacidad eléctrica. La autonomía con la batería oscila entre los 119 y los 124 kilómetros.
Comportamiento
Nos ponemos al volante de la versión diésel de acceso del Volkswagen Tayron. Eso se traduce en el tradicional 2.0 TDI de cuatro cilindros con 150 CV y 360 Nm de par. Se trata de un motor de la vieja escuela, sin electrificación y con la etiqueta C.
Mientras que otros optan por sistemas microhíbridos para conseguir la etiqueta ECO, Volkswagen mantiene esta mecánica que es igualmente aprovechable y que en la versión de acceso solamente puede ir con la transmisión automática DSG de siete velocidades y con la tracción delantera. El comportamiento inicial también es de vieja escuela, con esa sonoridad propia del diésel y una respuesta contundente a bajas vueltas. No cuesta acostumbrarse a él.
El Tayron 2.0 TDI de 150 CV ya presenta un nivel de potencia suficiente para el día a día. Eso sí, no podemos esperar unas prestaciones para tirar cohetes. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos y su velocidad máxima es de 207 km/h. La buena noticia es que si se quiere más potencia en diésel está la versión de 204 CV y tracción total.
Eso sí, los consumos se encarecen. Esta versión es la más ahorradora de la gama al homologar 5,5 l/100km y en condiciones reales vamos a ver que eso dependerá del uso. Destaca más en tiradas largas a velocidades constantes que en ciudad, aunque nosotros lo hemos dejado con una media de 7 litros.
Hay que decir que la combinación con el cambio DSG es muy buena, pues la caja automática destaca por su rapidez y puede accionarse manualmente a través de las levas. Eso sí, el comportamiento cambia en función del modo de conducción empleado.
En este Tayron podemos elegir entre Eco, Comfort, Sport e Individual; con algunas variables en el propio cambio, la respuesta del motor o la de la dirección. En el caso de los modelos con tracción total se suman otros modos como el Offroad o el Snow, aunque hay que decir que ya quedan pocos compradores de este tipo de modelos que se atrevan a meterlos en el campo asiduamente.
Uno de los puntos más interesantes en el nuevo Volkswagen Tayron es que puede llevar el control de chasis DCC Pro. Se trata de la suspensión opcional con amortiguadores adaptativos, que funcionan en dos fases y de forma totalmente independiente para ofrecer hasta 15 ajustes distintos. Aunque no los monte, este SUV destaca por su equilibrio, consiguiendo sobre todo un confort en marcha envidiable.
El tacto es más preciso que en otros rivales gracias a la elevada rigidez y también a una dirección que sorprende por su peso. Es más realista e incluso puede resultar más dura que la media, un detalle que nos ha gustado. Su peso de 1.781 kg impide que sea realmente ágil, pero su aplomo es muy elevado.
Opinión coches.com
Aunque no sean mayoría, todavía hay muchos usuarios que demandan siete plazas para su día a día. Ahora que ya no quedan monovolúmenes como los de antes y la gente quiere SUV, el Volkswagen Tayron se posiciona como una opción muy equilibrada. El sucesor del Tiguan Allspace cuenta con un espacio muy destacado en su interior, así como un maletero que supera todas las expectativas. Además, no puede faltar el característico diseño de la marca, la tecnología avanzada y una gama mecánica muy completa. Si el diésel de acceso no cumple con los requisitos, siempre se puede saltar a opciones de gasolina o a los híbridos enchufables.
En todo caso, el Tayron presenta un comportamiento satisfactorio, que va a ser uno de sus puntos fuertes. Sin embargo, también hemos visto una pega que podría tirar para atrás a muchos potenciales compradores. El precio de partida de 44.155 euros es bastante elevado, pues además se puede incrementar mucho con más equipamiento y en versiones electrificadas. Además, la diferencia respecto al Tiguan es de algo más de 8.000 euros, si tenemos en cuenta que el pequeño parte de 36.050 euros. Habría que decir que el Tiguan es más básico de serie y si igualamos equipamiento la diferencia se va a unos 4.000 euros.
- Siete plazas y mucha modularidad
- El mejor maletero de VW
- Oferta mecánica completa
- Algunos materiales del interior
- Diésel base sin electrificar
- Precio elevado
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