En los tiempos que corren es difícil tener todo en uno. Hay coches que son muy cómodos para viajar, pero poco prácticos para la ciudad. Otros con espacio más que suficiente para llevar a toda la familia, pero con un rendimiento escaso para hacerlo con solvencia. Los que montan un motor de alto rendimiento no consiguen alcanzar niveles de eficiencia suficientes. Y ya ni hablemos de la posibilidad de juntar carrocerías SUV con un toque de deportividad. Sin embargo, hoy estamos probando un vehículo que cumple casi todos esos aspectos de forma favorable, una navaja suiza que responde al nombre de Mercedes-AMG GLC 43 Coupé.
Se trata de una versión deportiva del Mercedes GLC Coupé, pero sin llegar a ser el tope de gama. Una forma de acceder a las siglas AMG en un modelo que ya nació con la deportividad en mente. La segunda carrocería del GLC buscaba ese punto extra que aporta la diferenciación a nivel estético y ya va por su segunda generación. Los SUV con aires de coupé están de moda, de eso no hay duda y basta con ver el creciente número de estos ejemplares que han ido llegando al mercado. Ahora vamos a analizar uno de los más distinguidos, que tiene un precio de partida de 63.547 euros y que alcanza los 95.243 euros en la versión que hemos puesto a prueba.Pero antes decirte que accediendo a coches.com te podremos ofrecer rebajas en estos precios gracias a que tenemos las mejores ofertas de VN del país. También se puede acceder a un gran abanico de coches de renting y a la financiación.
Exterior
El diseño ha sido uno de los puntos fuertes del Mercedes GLC Coupé desde su lanzamiento. Es la baza que tienen para justificar el sobreprecio respecto al GLC SUV, respecto al que se diferencia por la caída del techo, la zaga y unos cinco centímetros de longitud. Ambos comparten la misma distancia entre ejes de 2,89 metros, pero el GLC Coupé llega hasta los 4,77 metros de largo para posicionarse como un SUV medio. A esto hay que sumarle una anchura de 1,92 metros y una altura de 1,61 metros.
Ya veremos cómo de práctico es su interior, pero antes tenemos que seguir con su estética exterior. Como otros modelos de la marca, se aprecia un frontal musculoso en el que la parrilla gana protagonismo. Lleva el logotipo de la estrella con un tamaño considerable en el centro y puede cambiar entre versiones. De hecho, en la nuestra se nota que es un AMG gracias a la parrilla Panamericana con listones verticales para darle una presencia y una deportividad superiores. Son específicos también los paragolpes, ensanchados y con tomas de aire de mayor tamaño, además de apéndices aerodinámicos.
Los faros delanteros son LED de serie y pueden llevar tecnología Digital Light de forma opcional. Igual de opcionales son las llantas de 21 pulgadas con diseño multiradio y acabado en negro, que consiguen captar la atención de cualquiera. A través de ellas se ven unas generosas pinzas de freno en gris con la firma de AMG. El perfil del Mercedes GLC Coupé es atractivo, con esa caída de techo tan característica y ausencia de barras de techo. Se le pueden sumar unas taloneras que no son necesarias para subir, pero que le dan un toque.
La zaga queda definida por la forma del pilar C y la luneta inclinada, que desemboca en un spoiler sobre la tapa del maletero. Es un elemento que da deportividad, aunque nada comparable con el difusor específico de este Mercedes-AMG GLC 43 Coupé. Terminado en color negro y con cuatro salidas de escape, es toda una declaración de intenciones para lo que sentiremos al volante. En la zona del portón aparecen las credenciales del modelo, además de unos pilotos traseros muy estilizados, que están unidos por el centro mediante un listón negro.
Interior
Lo primero que se respira en el habitáculo de esta variante es la deportividad. Se nota la mano de la división deportiva con sede en Affalterbach gracias a un buen número de elementos específicos. Los asientos deportivos AMG son unos semibaquets que recogen el cuerpo a la perfección y que, encima, cuentan con reglajes eléctricos, memoria y calefacción. Van cubiertos con una tapicería mixta de cuero y Alcántara en color negro y con detalles en rojo, algo que se extiende hasta los cinturones. Hay también una moldura plástica efecto fibra de carbono que cubre casi todo el salpicadero y consola central, pero no tiene el mejor de los tactos.
La calidad es buena en esta variante deportiva del Mercedes GLC Coupé, aunque se pueden percibir algunos fallos menores. A lo que no podemos sacar pegas es al volante AMG Performance, exclusivo para los más altos de gama y con un tacto sin igual. Cuenta con los botones hápticos para controlar algunas funciones, pero nos tenemos que quedar con los mandos satélites. A través de la rueda de la derecha cambiamos el modo de conducción, mientras que el mando de la izquierda es personalizable y podemos modificar el AMG Dynamics, el sonido del escape o el ESP, entre otras cosas.
Una vez pasada la parte específica del Mercedes-AMG GLC 43 Coupé, podemos seguir hablando de elementos comunes con el resto de la gama. La digitalización es elevada en este modelo, que cuenta con una instrumentación digital de 12,3 pulgadas. Es muy personalizable, de las mejores del mercado, y se puede complementar con un Head-Up Display que también dispone de varias vistas en función de los gustos o las necesidades del conductor.
A pesar de llevar el sistema multimedia MBUX, las dos pantallas no van en línea, no están en el mismo marco. En este caso, la pantalla táctil principal de 11,9 pulgadas toma una disposición vertical en el centro del salpicadero y cuenta con todas las bondades conocidas. Nos quedamos con su destacada conectividad, con la sencillez de los menús (a pesar de ser numerosos) y con el nivel de su sistema de control por voz. Hay bastantes huecos portaobjetos en este interior, así como una superficie de carga inalámbrica, además de tomas USB-C.
En cuanto a la habitabilidad, lo cierto es que no está nada mal. En las plazas traseras no se nota demasiado la caída del techo y el espacio para la cabeza es apto para tallas medias. Lo mismo ocurre con el espacio para las piernas, pero no tanto con la anchura. Se antoja estrecho para viajar cinco adultos en las plazas traseras, mejor cuatro haciendo uso del reposabrazos que sale de la plaza central, que además tiene un túnel de transmisión bastante grande. En esa zona hay una consola para controlar la climatización de forma independiente, algo que siempre gusta.
Maletero
El maletero del Mercedes GLC Coupé anunciaba una capacidad de 545 litros, un aumento importante respecto a su antecesor (se quedaba en 500 litros). Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas cuestiones, pues varía en función de la versión escogida. Mientras que los híbridos enchufables se tienen que conformar con 390 litros de capacidad, éste AMG no sufre pérdida de capacidad, así que veremos un máximo de 1.490 litros en el caso de abatir las plazas traseras. También cuenta con apertura eléctrica del portón, iluminación, ganchos para fijar la carga y un hueco bajo el piso.
Motor
Ya hemos hablado de lo amplia que es la gama mecánica del Mercedes GLC Coupé. Hace tiempo lo probamos en su versión híbrida enchufable diésel, que puede ser realmente interesante para muchos usuarios. Pero ahora toca centrarse en la parte alta de la gama, en las versiones deportivas firmadas por AMG. Probablemente la noticia más triste de la segunda generación del modelo fuera que Mercedes abandonaba los motores grandes en este modelo y se centraba en los cuatro cilindros. Para otros como el SL podría ser una hecatombe, pero aquí suponía más una oportunidad.
Tanto Mercedes-AMG GLC 43 como el 63 utilizan como base el bloque M139I, el motor de cuatro cilindros más potente del mundo. Esta mecánica de 2.0 litros era una proeza de la ingeniería gracias al uso de un turbocompresor eléctrico derivado del que hace el equipo Mercedes-AMG Petronas para el monoplaza de Fórmula 1. Para el tope de gama se emplea un nivel de electrificación superior para llegar a los 680 CV, pero en este de acceso se simplifica la cosa. Consigue la etiqueta ECO de la DGT gracias a un sistema Mild Hybrid de 48 V y presume de un equilibrio interesante entre prestaciones y eficiencia.
Comportamiento
Nos ponemos al volante del Mercedes-AMG GLC 43 Coupé con esa combinación ganadora del motor de cuatro cilindros y 2.0 litros con turbo electrificado y con sistema Mild Hybrid. Tiene el nivel de potencia que hizo popular al Mercedes-AMG A 45 S y es más que suficiente para mover esta carrocería con solvencia. Desarrolla 421 CV y 500 Nm de par, aunque podríamos sumar otros 14 CV de la electrificación. Como era de esperar, solamente puede ser configurado con la transmisión automática AMG Speedshift MCT 9G y va ligado a la tracción total 4MATIC de la firma.
Desde un primer momento se va a notar que, aunque sea un motor de cuatro cilindros, se comporta como uno de seis. Las prestaciones de este Mercedes-AMG GLC 43 Coupés son muy destacadas. Hay pocos de su tamaño que puedan acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y la velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Sin embargo, llama más la atención lo llena que se siente la mecánica en todo el régimen de revoluciones. Por no hablar del embriagador sonido que mana de su escape, otro de los motivos por los que muchos podrían pensar que ofrece una cilindrada superior.
Una de las claves de este SUV de corte deportivo es la generosa personalización que podemos tener durante la conducción. Ya dijimos que los mandos satélites del volante eran una de las claves de este AMG, pues a través de la ruleta nos permite cambiar entre los modos AMG Dynamic Select, que son Comfort, Calzada Resbaladiza, Sport, Sport+ e Individual. Se nota el cambio de carácter entre ellos, sobre todo entre el primero (más civilizado) y el último (bastante radical). En Individual se puede configurar al gusto prácticamente todo.
El caso es que el chasis de este Mercedes-AMG GLC 43 Coupé soporta todo. Es capaz de pasar de ser el Dr. Jekyll a Mr. Hyde con una naturalidad pasmosa, de ser un vehículo apto para la ciudad a ser otro que invita a pisar el circuito. Desde el volante podemos configurar también el AMG Dynamics e incluso el sonido del escape. La suspensión es otra de las claves del modelo. Gracias al AMG Ride Control+ cuenta con amortiguación adaptativa regulable que le permite tener ese equilibrio tan bueno. También es bueno el feedback que nos da la dirección paramétrica.
Es obligatorio que este ejemplar vaya con la tracción total 4MATIC de la marca. Es la forma más eficaz de gestionar ese nivel de potencia sin que haya pérdidas de tracción. También sirve para dar ese punto extra de seguridad ante situaciones meteorológicas adversas. Eso sí, hemos hablado de que es un vehículo realmente eficaz y con un buen comportamiento en la mayoría de situaciones, pero le cuesta disimular su elevado peso. Son prácticamente dos toneladas (1.995 kg en vacío), que hacen que no podamos considerarlo como un verdadero deportivo.
Tampoco es lo que busca, le vale con esas prestaciones y el equilibrio mencionado. Incluso pone cierta cordura con el sistema Mild Hybrid de 48 V que le otorga la etiqueta ECO. Es una tecnología ya conocida que sirve como apoyo al bloque de gasolina al tiempo que permite mejorar su eficiencia. En este caso, el Mercedes-AMG GLC 43 Coupé homologa un consumo de 9,6 l/100km y unas emisiones de CO2 de 218 g/km. En la vida real y con un viaje de por medio, lo dejamos con 10,1 litros de media, un valor aceptable para el tipo de coche que tenemos entre manos.
Opinión coches.com
El Mercedes-AMG GLC 43 Coupé es uno de esos coches que lo tienen todo para triunfar en el mercado actual. Es un SUV, tiene un diseño atractivo, tecnología avanzada, no va mal de espacio y dinámicamente es un sobresaliente. Para aquellos entusiastas que busquen un mayor nivel de prestaciones y cierta deportividad, las versiones AMG son la opción perfecta. Mientras que el tope de gama puede ser demasiado en varios aspectos (potencia y precio principalmente), este ejemplar cumple a las mil maravillas.
Es cierto que tampoco es un coche barato precisamente. Parte de algo más de 95.000 euros y eso no le asegura estar equipado en exceso. De hecho, si nos ponemos a jugar con el configurador para llegar a una unidad como la que hemos estado probando, nos sorprende ver que hay alrededor de 25.000 euros en extras. Por lo tanto, para tener un GLC 43 AMG de este nivel habría que desembolsar unos 120.000 euros. ¿Mucho para este modelo? El 63 tope de gama parte de 146.308 euros…
- Estética trabajada
- Elementos deportivos AMG
- Motor y comportamiento
- Algunos detalles interiores
- Mucho equipamiento que no es de serie
- Precio elevado
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