Del Volkswagen Beetle hemos hablado largo y tendido como uno de los coches más importantes de todos los tiempos. El «escarabajo» fue uno de los impulsores de la movilidad, considerado como el «coche del pueblo» y consiguiendo vender más de 25 millones de unidades. En sus ocho décadas de historia hemos visto algunos realmente caros, como el que protagonizó la película de Herbie. También hemos visto casos curiosos como la vez que se convirtió en vehículo blindado. Aunque ahora nos topamos con su iteración más peculiar y que también podría ser la más valiosa de todas: el Volkswagen Beetle Limousine by Troutman-Barnes.

Este ejemplar, que data de 1969, fue un encargo especial hecho por John von Neumann, que era un influyente distribuidor de Porsche y Volkswagen de la Costa Oeste de Estados Unidos. Fue todo un reto convertir un utilitario en limusina, pero si alguien podía estar a la altura de este trabajo, esa era la gente de Troutman-Barnes. Este constructor con una amplia experiencia en la competición fue el encargado de diseñar y fabricar el Beetle limusina que fue todo un icono en la época y que daría mucho de qué hablar.

Tanto es así, que lanzaron una campaña nacional en Estados Unidos alrededor de este vehículo único. Fue anunciado como «el Beetle de los 35.000 dólares«, un precio brutal si tenemos en cuenta que el modelo que usaron como base costaba poco más de 2.000 dólares. Para que nos pongamos en situación, un Lamborghini Miura nuevo en esos años costaba 20.000 dólares… Entonces, ¿qué sentido tenía el Volkswagen Beetle limusina? Todavía a día de hoy esa pregunta parece no tener una respuesta clara, pero todo apunta a que fue una jugada de marketing notable. La atención que recibió von Neumann por este ejemplar fue brutal.

Este individuo, cuya familia provenía de Austria, tuvo una gran importancia en la llegada de Porsche y Volkswagen a Estados Unidos. Comenzó comprando vehículos al distribuidor Max Hoffman en Nueva York y conduciéndolos con su mujer hasta California para después venderlos allí. Se convirtió en distribuidor oficial para la Costa Oeste y Hawái y siempre tuvo esa personalidad arrolladora que le llevó a encargar el Beetle limusina, también bautizado por algunos como «Rollswagen». El proceso de creación fue bastante interesante.

El modelo base fue un Beetle Type 1 fabricado en octubre de 1968 y entregado en Nueva Orleans. Contaba con carrocería negra, interior de polipiel en rojo Gala y motor bóxer de cuatro cilindros y 1.5 litros. Fue enviado a Troutman-Barnes, que fue el encargado de ampliar su distancia entre ejes nada menos que 101,6 centímetros, por lo que el Volkswagen Beetle llegaría hasta los 4,9 metros de longitud. Se le quiso mantener una apariencia de fábrica y utilizaron recambios originales dentro de lo posible, como por ejemplo las puertas traseras.

La pintura negra del exterior corrió a cargo de Junior’s House of Colors, la nueva tapicería fue hecha por Tony Nancy, de Sherman Oaks. Las llantas fueron modificadas y el motor se cambió por el bóxer de cuatro cilindros y 1.6 litros con carburadores Weber de 48 mm para compensar los 180 kg adicionales. El equipamiento fue mejorado con molduras de madera de caoba, un minibar sistema de audio Phillips, intercomunicador o elevalunas eléctrico. Cuando von Neumann vendió su concesión a Volkswagen of America, este ejemplar cambió de manos.

Pasó a Chick Iverson, propietario del primer concesionario de la marca en el condado de Orange, con quien estuvo hasta 1996. Después se lo vendió a Lorenzo Pearson, fundador de West Coast Metric, que lo ha conservado durante más de dos décadas con un mantenimiento al máximo nivel. Ahora vuelve a estar disponible para aquellos que busquen la exclusividad que otorga el tener un Volkswagen Beetle limusina. Aunque en su día costó 35.000 dólares, hoy se valora por mucho más, tanto que podría batir récords para el modelo. Se espera que se venda por entre 150.000 y 200.000 dólares, unos 130.000-170.000 euros al cambio.

Fuente: RM Sotheby’s

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