Durante más de un siglo, las manijas de las puertas han sido un componente esencial en el diseño de los automóviles. Lejos de ser simples mecanismos de apertura, han evolucionado hasta convertirse en elementos clave en términos de ergonomía, seguridad, diseño y eficiencia aerodinámica. En este recorrido por su evolución vamos a dar una visión detallada sobre cómo un componente aparentemente menor ha sabido adaptarse a los avances técnicos y estéticos de la industria automotriz.

Primeras etapas

En los primeros años de la automoción, las manijas de las puertas eran muy similares a las de puertas domésticas. Se trataba de piezas simples de metal, generalmente en forma de barra o pestillo giratorio, cuya función era únicamente mecánica. Durante las décadas de 1910 a 1930, no existían aún cerraduras centralizadas ni sistemas eléctricos: la apertura era completamente manual e independiente para cada puerta.

Años 50 y 60: avances en diseño

Con el avance del diseño industrial y la creciente competencia entre fabricantes, los tiradores comenzaron a adoptar estilos más variados. Aparecieron las manijas de botón (push-button), las manijas tipo pala (pull-up) y las empotradas. Estas nuevas configuraciones no solo ofrecían una estética más cuidada, sino que también permitían una mayor libertad para los diseñadores, ya que el mecanismo de apertura se podía conectar al pestillo a través de varillas o cables, sin necesidad de alineación directa.

Este periodo también vio la incorporación de las primeras cerraduras con llave integradas en las manijas, aumentando el nivel de seguridad y sofisticación. Muchas de estas soluciones se convirtieron en estándar y aún se mantienen, especialmente en vehículos clásicos o económicos.

De los 70 a los 2000: funcionalidad

Durante estas décadas, la atención se centró en la ergonomía, la resistencia a la intemperie y la integración visual. Las manijas comenzaron a fabricarse en materiales plásticos más resistentes y ligeros, muchas veces recubiertos o texturizados para facilitar el agarre. La popularización del cierre centralizado y los primeros sistemas de apertura remota con mando a distancia permitieron simplificar su diseño externo y mejorar la estética.

Los fabricantes también comenzaron a experimentar con manijas ocultas en las puertas traseras, con el objetivo de acentuar la silueta coupé de ciertos vehículos compactos. Es una tendencia que se ha arrastrado hasta la actualidad y que hemos podido ver en modelos tan populares como los Alfa Romeo 156 o Nissan Juke.

Siglo XXI: minimalismo y tecnología

Con la llegada del siglo XXI, los avances en electrónica y conectividad abrieron la puerta a una nueva generación de manijas. Las manijas retráctiles, que permanecen enrasadas con la carrocería cuando no se usan y emergen automáticamente al detectar al usuario, se convirtieron en un símbolo de modernidad y eficiencia aerodinámica. Marcas como Tesla, Mercedes, Land Rover o Lucid Motors han apostado por esta tecnología en varios de sus modelos.

Simultáneamente, las tiradores táctiles, operados por sensores capacitivos o de proximidad, empezaron a proliferar, especialmente en vehículos de gama alta. Algunos sistemas permiten incluso la apertura sin contacto, utilizando comandos por voz o apps móviles integradas con el vehículo.

Seguridad y normativa

Además del diseño y la tecnología, la evolución de las manijas ha estado profundamente condicionada por las exigencias en materia de seguridad. Las pruebas de choque, como las del IIHS o Euro NCAP, penalizan los vehículos cuyas puertas pueden abrirse accidentalmente durante un impacto. Por ello, los mecanismos deben ser robustos, fiables y accesibles en situaciones de emergencia.

También se han tenido en cuenta factores de accesibilidad. Fabricantes como Ford, Toyota o Hyundai han desarrollado soluciones adaptadas para personas con movilidad reducida, incorporando asistentes eléctricos o manijas de gran tamaño fácilmente manipulables incluso con guantes o prótesis.

Aerodinámica y eficiencia energética

En un contexto donde cada detalle cuenta para reducir consumos y emisiones, las manijas han sido objeto de estudio desde el punto de vista aerodinámico. Suprimir salientes en la carrocería ayuda a mejorar el coeficiente aerodinámico (Cx) del vehículo. De ahí el auge de las manijas empotradas y las soluciones enrasadas. Modelos como el Range Rover Velar, el Hyundai Ioniq 5 o el Porsche Taycan recurren a estas soluciones para optimizar la eficiencia sin comprometer la estética.

Tipos de manijas de puertas

Actualmente, podemos clasificar las manijas en varias categorías según su funcionamiento y diseño:

  • Manijas convencionales externas: visibles y operables manualmente; siguen presentes en muchos coches actuales.
  • Manijas ocultas (estilo coupé): ubicadas en el marco de la puerta o en el pilar C, para un diseño más limpio.
  • Manijas empotradas o «flush»: integradas en la carrocería y que se extraen mediante presión o tirador oculto.
  • Manijas retráctiles eléctricas: se despliegan al detectar la llave o el usuario cercano.
  • Manijas táctiles/capacitivas: utilizan sensores para accionar la apertura sin necesidad de partes móviles visibles.

Futuro de las manijas: ¿hacia su desaparición?

Con la aparición de conceptos como la apertura automática por reconocimiento facial, los comandos por voz o incluso vehículos sin puertas convencionales (como algunos prototipos autónomos), no es descabellado pensar que en el futuro las manijas físicas podrían desaparecer por completo en algunos segmentos. Sin embargo, por motivos de seguridad, legalidad y fiabilidad, es probable que sigan presentes en la mayoría de los modelos comerciales durante muchos años más.

Las manijas de las puertas han recorrido un largo camino desde sus orígenes rudimentarios hasta convertirse en piezas de alta ingeniería. Su evolución ha estado impulsada por la innovación tecnológica, las exigencias del diseño industrial, las regulaciones de seguridad y la búsqueda de una experiencia de usuario superior. Aunque discretas, estas piezas reflejan con fidelidad el avance global del automóvil y seguirán siendo un terreno fértil para la innovación en los años venideros.

Fuente: New Atlas

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