En un contexto de tensiones geopolíticas y económicas, la Unión Europea y Estados Unidos han cerrado un acuerdo histórico para estabilizar sus relaciones comerciales. Ambas potencias han pactado un arancel único del 15 % para la mayor parte de las exportaciones europeas, una medida que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha calificado como «un acuerdo que genera certidumbre en tiempos de incertidumbre». Como era de esperar, es una noticia positiva para la industria automotriz, que se enfrentaba a un impacto superior debido a unos posibles aranceles superiores del 25 %.

El acuerdo afecta directamente a un volumen de intercambio anual de 1,7 billones de dólares entre ambos bloques, que en conjunto representan casi el 44 % del PIB mundial y un mercado conjunto de 800 millones de personas. Según von der Leyen, esta decisión «ofrece estabilidad y previsibilidad para los ciudadanos y las empresas de ambas orillas del Atlántico». Podría ser un acuerdo histórico por lo que supone y se espera que sea beneficioso para ambas partes.

El límite del 15 % se aplicará a sectores clave como el automovilístico, los semiconductores y el farmacéutico. Se trata de una tarifa clara y uniforme que evita acumulaciones arancelarias y ofrece un marco jurídico más predecible para la planificación empresarial. Además, se ha acordado un arancel cero recíproco para productos estratégicos como aeronaves y sus componentes, determinados productos químicos, farmacéuticos genéricos, equipos para semiconductores, algunos productos agrícolas y materias primas esenciales.

Ambas partes reconocen el desafío que representa la sobrecapacidad global en sectores como el acero y el aluminio. Para afrontarlo, se implantará un sistema de cuotas y se reducirán aranceles, fomentando una competencia internacional justa. En el terreno energético, Europa se compromete a diversificar su suministro apostando por el gas natural licuado (GNL), el petróleo y combustibles nucleares provenientes de Estados Unidos, reduciendo así su dependencia de Rusia. La colaboración también se intensificará en el ámbito tecnológico. Los chips de inteligencia artificial fabricados en Estados Unidos impulsarán las nuevas gigafábricas europeas de IA, al tiempo que contribuirán a que el país norteamericano mantenga su ventaja competitiva.

El acuerdo supone, además, una reducción inmediata de aranceles y un mayor acceso a mercados, lo que beneficiará tanto a consumidores como a empresas de ambos lados. “Este acuerdo proporciona un marco para reducir aún más los aranceles sobre más productos, abordar las barreras no arancelarias y cooperar en materia de seguridad económica”, explicó von der Leyen.

Más allá del acuerdo con Washington, la presidenta de la Comisión remarcó que Europa sigue apostando por una auténtica política económica exterior, basada en su Mercado Único y en la apertura comercial. En los últimos meses, la UE ha cerrado acuerdos con Mercosur, México, Indonesia y Japón; consolidándose como un socio fiable en un mundo cada vez más inestable.

En palabras de von der Leyen, «nuestra unidad es nuestra fuerza, tanto dentro como fuera del país». El acuerdo con Estados Unidos no solo refuerza la alianza transatlántica, sino que también marca un paso firme hacia una globalización más equilibrada y sostenible.

Fuente: Comisión Europea

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