En la actualidad, uno de los mayores debates del sector de la automoción está alrededor de si un SUV puede ser deportivo o no. A priori, este tipo de carrocería tan extendida no tiene las cualidades que relacionamos con la deportividad clásica. Sin embargo, no hacemos más que ver todo tipo de variantes de alto rendimiento que nos hacen dudar. El ejemplo más claro hasta la fecha sería el del Aston Martin DBX S. Se trata de la nueva versión tope de gama, que además se posiciona como el SUV más potente del mercado.

Está un escalón por encima del aclamado DBX707 y recupera una denominación mítica en Aston Martin. La primera vez que usaron la «S» fue en 1953 con el DB3S, aunque posteriormente ha sido utilizada para versiones más ligeras, con mayor potencia y rendimiento. Si empezamos por esa parte, vemos que el nuevo DBX S mantiene una mecánica conocida: el V8 biturbo de 4.0 litros. Gracias a algunas mejoras internas consiguen que llegue a los 727 CV y 900 Nm de par, un incremento de 20 CV para que sea aún más rápido.

Este ejemplar es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos, de 0 a 160 km/h en 7,2 segundos y su velocidad máxima se mantiene en 310 km/h. Como decíamos, datos más propios de un superdeportivo que de un SUV de lujo, pero es que el Aston Martin DBX S es otra cosa. También se han modificado el sistema de escape y la transmisión automática de nueve velocidades, que ahora tiene un esquema más agresivo. Otra de las premisas del «S» era ser más ligero. Lo consigue con una reducción de peso de 47 kg respecto al DBX707 gracias a una serie de detalles.

Hay que añadir a la lista de opcionales un techo de fibra de carbono que ahorra 18 kg, unas llantas de magnesio de 23 pulgadas que ahorran otros 19 kg en masas no suspendidas, una rejilla de policarbonato para su parrilla. Para mejorar su comportamiento, se ha montado una dirección un 4 % más rápida y que reduce el radio de giro a 12 metros. La suspensión cuenta con las mejoras del DBX707 y los frenos son los carbocerámicos de 420 mm delante y 390 mm detrás. Aunque también hay otras modificaciones que permiten distinguir al Aston Martin DBX S.

A nivel estético, cuenta con algunos elementos específicos como la parrilla de aletas en negro puro (la de policarbonato con diseño de panal es opcional) o los nuevos splitter y difusor. La fibra de carbono está muy presente en su exterior a través de algunas molduras y la «S» queda marcada con relleno en rojo como los V12 Vantage S y el Rapide S. En la zaga sobresalen las cuatro salidas de escape y los paragolpes exclusivos. El DBX S puede personalizarte hasta el punto que tiene tres colores para la carrocería inferior (Rojo Rosso Corsa, Plata Trofeo y Verde Podio).

Lo mismo ocurre en el habitáculo, con una atmósfera deportiva que cuenta con una tapicería de Alcántara para la mayoría de superficies y el diseño en espiga bien presente. Hay partes de cuero semianilina haciendo contraste (también se puede utilizar este material únicamente) y la «S» está bordada en los asientos y presente en varios puntos. Por supuesto, se mantiene la última tecnología que ya iba ligada al DBX y cuenta con equipamientos tan interesantes como el sistema de sonido opcional de Bowers & Wilkins con 1600 W y 23 altavoces.

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